El origen del calabacín (Cucurbita pepo) se cree que fue en India o también en América del Sur. Su cultivo está muy extendido por todas las regiones cálidas del mundo.
El calabacín ecológico contiene gran cantidad de agua (96.5%), tiene muy bajo contenido en calorías. Contiene vitaminas A, B6, C, K y ácido fólico y minerales como el potasio, calcio y el manganeso.
Dado su alto contenido en agua y fibra.
En la cocina tiene muchos usos pese a que su consumo más conocido es hervido. Tiene un sabor suave y ligero por lo que es muy aceptado entre el público infantil, aunque también hace las delicias de los adultos. Se puede consumir la piel, tanto en crudo como en cocinado, para preservar así el mayor número de nutrientes posibles.
En gastronomía, el calabacín se puede preparar de diversas formas más allá del hervido, en crema, rehogado, frito, rebozado, salteado, en tempura, asado, relleno, en puré, en sopa, gratinado, en tortilla, en bechamel, en pistos, etc. Para los cocineros exprés, recomendamos limpiar bien el calabacín, preservar su piel, y sólo quitar la parte superior, laminarlo finito y poner a la plancha, sal pimentar al gusto y servir junto a un chorrito de limón.
Una curiosidad del calabacín es que además del fruto, se pueden consumir sus flores. En Italia, en concreto en Nápoles, son un manjar cuando se cocinan rebozadas.
Su época de recolección va desde octubre a abril.
